lunes, 1 de junio de 2009

CINE

EL CINE

El cine es parte de nuestras vidas. Ya estamos acostumbrados a ver las mega-producciones de Hollywood que salen cada fin de semana, y a disfrutar las películas en casa a través de la TV y los DVDs. ¡De sólo pensar en popcorn nos acordamos de las películas! El cine es algo común y corriente, nada que nos llame la atención, porque para nosotros siempre ha estado ahí, acompañándonos desde que nacimos. Pero no fue siempre así. Si volviéramos en el tiempo, digamos unos 115 años atrás, y habláramos con la gente de antes sobre las películas de ahora, donde podemos ver historias desarrollarse con efectos especiales increíbles, nadie nos comprendería. En realidad, el cine es mucho más reciente de lo que pensamos. Lo que nos lleva a preguntarnos:
¿Cómo se originó el cine?
Para responder esta pregunta, debemos comprender que la industria del cine no es sólo un arte, sino que también es una ciencia. De hecho, antes de que tuviera cualquier elemento artístico, el cine se desarrolló gracias a los avances científicos. A continuación, veremos los orígenes más primitivos de la cinematografía y los inventos extraordinarios que revolucionaron la época y que, poco a poco, llevaron al nacimiento de la industria del cine.

Primeros Experimentos
En 1824, el secretario de la Real Sociedad de Londres, Peter Mark Roget, publicó un importante trabajo científico llamado Persistencia de la visión en lo que afecta a los objetos en movimiento. Ahí estableció que el ojo humano retiene las imágenes durante una fracción de segundo después de que la persona deja de tenerlas delante. Este estudio motivó a muchos científicos a hacer experimentos para intentar demostrar el principio.

En Europa y Estados Unidos se animaban imágenes dibujadas a mano como forma de diversión. Se descubrió que si 16 imágenes de un movimiento que transcurre en un segundo se hacen pasar sucesivamente también en un segundo, la persistencia de la visión las une y parece que son una sola imagen en movimiento. Gracias a esto, se crearon varios artefactos curiosos para ver dibujos “moviéndose”.



Uno de estos inventos fue el zoótropo. Este dispositivo constaba de una serie de dibujos impresos horizontalmente en bandas de papel, que se colocaban en el interior de un tambor giratorio montado sobre un eje. En la mitad del cilindro, una serie de ranuras verticales (por las cuales se miraba) permitían que, al girar el aparato, se percibieran las imágenes en movimiento.


Otro aparato curioso (y un poco más elaborado) que apareció en esta época fue el praxinoscopio, inventado por el francés Charles Émile Reynaud. Éste consistía de un tambor giratorio con un anillo de espejos colocado en el centro. Los dibujos se colocaban en la pared interior del tambor y, cuando éste giraba, los dibujos parecían cobrar vida.
Pero el cine no existiría sin una muy importante invención. William Henry Fox (en Reino Unido) y Louis Daguerre (en Francia) trabajaron en un nuevo descubrimiento que haría posible el desarrollo del cinematógrafo: la fotografía. Para 1852, las fotografías comenzaron a sustituir a los dibujos en los artefactos para ver imágenes animadas. A medida que la fotografía se fue desarrollando, fue posible fotografiar un movimiento real en vez de poses fijas.


En 1877, el fotógrafo Eadweard Muybridge utilizó una batería de 24 cámaras para grabar el ciclo de movimientos del galope de un caballo. Así se fueron creando cintas o tiras de película fotográfica cada vez más resistentes, que más adelante se utilizaron para grabar imágenes en movimiento.

Thomas Edison y William K. L. Dickson. En la década de 1890, los científicos estaban interesados principalmente en el desarrollo de la fotografía más que en el de la cinematografía. Pero todo eso cambió cuando el inventor e industrial Thomas Alva Edison construyó el Black Maria para realizar sus experimentos sobre imágenes en movimiento. El Black Maria era un laboratorio cerca de West Orange, New Jersey, que se convirtió en el primer estudio de cine del mundo.














Ahí se diseñó lo que algunos consideran la primera máquina de cine: el kinetoscopio. Pero su diseñador no fue Edison, sino el ayudante de éste, William K. L. Dickson, quien hizo casi todo el trabajo. Dickson diseñó el sistema de engranajes (todavía utilizado en las cámaras actuales) que permite que la película corra dentro de la cámara. Incluso, en 1889, Dickson fue quien por primera vez logró una primitiva imagen con sonido.
Edison patentó el invento en 1891. El cine que se produjo en su estudio era teatral, con bailarinas y actores dramáticos que actuaban para las cámaras.









El kinetoscopio tenía unos 15 metros de película en un bucle interminable que el espectador tenía que ver a través de una pantalla de aumento. El artefacto funcionaba depositando una moneda, pero ya que era para el disfrute de un sólo individuo, no puede considerarse como un espectáculo público. Y aunque para 1894 el kinetoscopio ya se encontraba en los salones de Nueva York, Londres, Berlín y París, pronto aparecería un nuevo artefacto que lo reemplazaría y que revolucionaría el mundo para siempre.


Los Hermanos Lumière

En Francia, los hermanos Louis y Auguste Lumière crearon el cinematógrafo. Este invento era cámara, copiadora y proyector a la misma vez. Los hermanos Lumière produjeron con gran éxito una serie de cortometrajes de tipo documental, en los que mostraban varios elementos en movimiento, tales como: olas rompiendo en la orilla del mar, obreros saliendo de una fábrica, y un jardinero regando el césped. Uno de sus cortometrajes más exitosos (y que demostraba las nuevas posibilidades de su invento) mostraba a un tren avanzando hacia el espectador, lo cual dejaba al público muy impresionado.










El cinematógrafo fue el primer aparato auténticamente de cine. Por eso, el 28 de diciembre de 1895 (fecha en la que el cinematógrafo fue presentado al público) es conocido universalmente como el comienzo de la historia del cine.


La cinematografía está compuesta por dos partes: la forma y el contenido. La forma incluye los instrumentos mecánicos que hacen posible crear las películas. El contenido es la historia: la trama y los personajes que nos llevan el mensaje del filme. Como ya hemos visto, la forma (inventos como el cinematógrafo) se desarrolló antes que el contenido. Por eso, las primeras películas eran bastantes latosas. Poco a poco, los cineastas fueron adquiriendo experiencia, y el contenido se fue refinando a medida que se exploraban nuevas ideas.

Las primeras películas duraban solo de 5 a 7 minutos. Eran simples y aburridas. La mayoría mostraban una serie de imágenes al azar, como la salida del sol sobre un maizal. Sin embargo, la gente acudió en masa a ver estas nuevas películas. El precio de admisión usualmente era un vellón (nickel) y las pequeñas salas de cine o teatros se conocieron como Nickelodeones. (Sí, de ahí viene el nombre del canal para niños Nickelodeon)



El nacimiento del contenido significativo en los filmes se considera el año 1903. En esta fecha, el cineasta estadounidense Edwin S. Porter se propuso hacer un filme con una historia: una película que tuviera una trama completa, en lugar de simplemente capturar un evento existente. Para lograr esto, Porter usó actores de teatro, un libreto y unió escenas filmadas en diferentes momentos y lugares, introduciendo el montaje (editing). Así nació The Great Train Robbery, la primera película interesante de Estados Unidos. A sus 8 minutos de duración, el filme convirtió al cine en un exitoso espectáculo masivo.1

PELÍCULAS DE UNA BOBINA
En 1896 el ilusionista francés Georges Méliès demostró que el cine no sólo servía para grabar la realidad, sino que también podía recrearla o falsearla. Con estas imaginativas premisas, hizo una serie de películas que exploraban el potencial narrativo del nuevo medio, dando inicio al cine de una sola bobina. En un estudio en las afueras de París, Méliès rodó el primer gran filme puesto en escena cuya proyección duró cerca de quince minutos: L’Affaire Dreyfus (El caso Dreyfus, 1899) y filmó Cendrillas (Cenicienta, 1900) en 20 escenas. Pero sobre todo a Méliès se le recuerda por sus ingeniosas fantasías como Viaje a la luna (1902) y Alucinaciones del barón de Münchhausen, en las que experimentaba las posibilidades de los trucajes con la cámara de cine. Méliès descubrió que deteniendo la cámara en mitad de una toma y recolocando entonces los elementos de la escena antes de continuar, por ejemplo, hacer desaparecer objetos. Del mismo modo, retrocediendo la película unos cuantos centímetros y comenzando la siguiente toma encima de lo ya filmado, lograba superposiciones, exposiciones dobles y disoluciones (fundidos y encadenados, como elemento de transición entre distintas escenas). Sus cortometrajes fueron un éxito inmediato de público y pronto se difundieron por todo el mundo. Aunque hoy en día parecen poco más que curiosidades, son precursores significativos de las técnicas y los estilos de un arte entonces balbuceante.

El traslado a Hollywood
Entre 1915 y 1920 las grandes salas de cine proliferaron por todo el territorio de Estados Unidos, mientras la industria se trasladaba de los alrededores de Nueva York a Hollywood, pequeña localidad californiana junto a Los Ángeles donde los productores independientes, como Thomas Harper Ince, Cecil B. De Mille y Mack Sennett, construyeron sus propios estudios. Ince introdujo el
sistema de unidades, en el que la producción de cada película estaba descentralizada —se trabajaba por obra—, con lo que se podían hacer simultáneamente varias películas, cada una de ellas supervisada de principio a fin por un jefe de unidad —un productor ejecutivo— que dependía a su vez del jefe del estudio. Se produjeron así cientos de películas al año como respuesta a la creciente demanda de las salas. La inmensa mayoría eran westerns, comedias de tortazos y resbalones y elegantes melodramas, como el de Cecil B. De Mille Macho y hembra (1919) protagonizado por Gloria Swanson. Ince, por su parte, se especializó en la Guerra Civil estadounidense y el lejano Oeste, sin concesiones al sentimentalismo, en los que destacó el entonces popular vaquero William S. Hart.

Cine mudo latinoamericano
El cinematógrafo fue conocido en la mayoría de las capitales de los países latinoamericanos inmediatamente después de la primera proyección realizada en París por los hermanos Lumière. Sin embargo, en ninguno de ellos surgió una industria propiamente dicha hasta la década de 1940. Desde
principios del siglo XX, a través de la distribución y la exhibición, las compañías estadounidenses de cine detentan el control de las pantallas de todo el continente, salvo en el corto periodo de la II Guerra Mundial. Como aliado, México se benefició de este importante mercado cedido por Estados Unidos en detrimento de Argentina y España, el primero neutral y el segundo bajo una dictadura fascista, que vieron decaer sus respectivas industrias cinematográficas. En ese periodo México vio crecer su industria gracias a un mercado seguro de habla castellana. Las producciones por lo general eran comedias y dramas populares, cuando no películas de tendencia socio-folclórica. El cine en México había empezado con Riña de hombres en el zócalo (1897). A partir de esta fecha no se dejaron de producir películas, generalmente noticiarios sobre la independencia y la Revolución Mexicana como El grito de Dolores (1910, de Felipe Jesús del Haro) o Insurrección en México (1911, de los hermanos Alva). En 1917, el gobierno de Venustiano Carranza restringe la difusión del cine documental revolucionario, y ese mismo año se funda la productora Azteca Film, que realiza películas de ficción como La obsesión.

Cine mudo europeo
La producción cinematográfica en el Reino Unido, Italia y los países nórdicos decayó de forma drástica tras el fin de la I
Guerra Mundial debido al aumento de los costes de producción y a una incapacidad comercial para competir en un mercado mundial creciente. Sin embargo, en Alemania, en la recién creada Unión Soviética y en Francia, las películas alcanzaron una nueva significación artística, marcando el inicio de un periodo que sería muy influyente en el desarrollo del medio.

Alemania y Austria
El impactante e innovador cine mudo alemán tomó del
expresionismo y las técnicas del teatro clásico de la época sus principales fuentes de inspiración, como muestra el ejemplo más conocido de película expresionista de la época, El gabinete del doctor Caligari (1919), de Robert Wiene, en la que los estilizados vestuarios y decorados se utilizaban para contar una terrorífica historia que identifica la autoridad con la demencia y la criminalidad. Una preocupación similar por la estilización formal y por lo sobrenatural en los temas (frente al prosaico realismo del cine estadounidense, que ha predominado como el único estándar debido a su éxito comercial) se evidencia en películas como El Golem (1920), de Paul Wegener y Henrik Galeen, Nosferatu, el vampiro (1922), de F. W. Murnau, y Metrópolis (1927) de Fritz Lang, que trata de una sociedad robótica controlada por un gran poder industrial en la que los obreros están reducidos a la condición de esclavos. Cualquiera de estas películas, y en especial las dos últimas, crearon escuela en el cine comercial estadounidense con su temática, decorados e incluso estilo de realización, como prueba el que los dos directores fueran contratados por la industria de Hollywood para continuar su trabajo en aquel país.

A mediados de la década de 1920, la capacidad técnica del cine alemán sobrepasaba la de cualquier otro en el mundo. Los actores y los directores recibían un apoyo casi ilimitado por parte del Estado, que financió los mayores y mejor equipados estudios del mundo, los de la UFA (Universum Film Aktiengesellschaft), de Berlín.

La Unión Soviética
Entre 1925 y 1930 apareció una serie de grandes películas soviéticas, revolucionarias tanto en su temática como en su
fuerza visual y los métodos de realización empleados. La industria del cine soviética fue nacionalizada en 1919 y puesta bajo el control del Comisariado del Pueblo para la Propaganda y la Educación. Las películas de este periodo mostraban la reciente historia soviética con una fuerza, realismo y visión que era la antítesis del espíritu introspectivo alemán. Los dos principales directores soviéticos, Serguéi Mijáilovich Eisenstein y Vsiévolod Ilariónovich Pudovkin, recibieron una fuerte influencia de la obra de Griffith, sobre todo de Intolerancia y su montaje, aspecto del nuevo arte que analizaron en detalle, formularon teorías, depuraron y aplicaron hasta conseguir los más brillantes logros en este campo de la historia del cine, con la concatenación rápida de tomas separadas de gran fuerza visual capaces de dejar una fuerte impresión en el espectador.

Francia
Solamente en Francia la industria cinematográfica tenía el vigor necesario como para sobrevivir durante la etapa que siguió a la I Guerra Mundial sin el apoyo del gobierno. Trabajando en pequeños estudios, alquilados para cada película, un
grupo de diferentes artistas desarrolló un cine tanto de vanguardia como tradicional con un mínimo de interferencias por parte de los productores ejecutivos. El escritor, director y editor de revistas de cine Louis Delluc fue un defensor ardiente del cine francés, que se rodeó de creadores como Abel Gance, René Clair, Jean Epstein o Germaine Dulac. Fue un grupo del que dependería mucho la supervivencia del cine francés. La obra de Delluc Fiebre (1921) era un retrato impresionista de la vida de las clases populares, mientras que Un sombrero de paja en Italia (1927), de Clair, es una deliciosa e imaginativa comedia basada en una farsa popular del siglo XIX, y Napoleón (1927), de Abel Gance, es una obra monumental e innovadora en cuanto a la técnica: empleaba tres pantallas sobre las que se proyectaban docenas de imágenes simultáneas.

La madurez del cine mudo
En los años posteriores a la I Guerra Mundial, la industria cinematográfica se convirtió en uno de los sectores principales de la industria estadounidense, generando millones de dólares de beneficios a los productores que tenían éxito. Las películas de este país se internacionalizaron y dominaron el mercado mundial. Los autores europeos más destacados fueron contratados por los estudios y sus técnicas se asimilaron en Hollywood. En los años veinte las películas estadounidenses comenzaron a tener una sofisticación y una suavidad de estilo que sintetizaba lo que se había aprendido de la experiencia.

EL CINE SONORO
En 1926 la productora Warner Brothers introdujo el primer sistema sonoro eficaz, conocido como Vitaphone, consistente en la grabación de las bandas sonoras musicales y los textos hablados en grandes discos que se sincronizaban con la acción de la pantalla. En 1927, la Warner lanzó El cantor de jazz, de Alan Crosland, la primera película sonora, protagonizada por el showman de origen ruso Al Jolson, que alcanzó un éxito inmediato e inesperado entre el público. Su eslogan, sacado del
texto de la película "aún no has oído nada", señaló el final de la era muda. Hacia 1931 el sistema Vitaphone había sido superado por el Movietone, que grababa el sonido directamente en la película, en una banda lateral. Este proceso, inventado por Lee de Forest, se convirtió en el estándar. El cine sonoro pasó a ser un fenómeno internacional de la noche a la mañana.

Las primeras películas habladas
La transición del cine mudo al sonoro fue tan rápida que muchas películas distribuidas entre 1928 y 1929, que habían comenzado su proceso de producción como mudas, fueron sonorizadas después para adecuarse a una
demanda apremiante. Los dueños de las salas se apresuraron también a convertirlas en salas aptas para el sonoro. El público pronto se cansó de los diálogos monótonos y de las situaciones estáticas de estas películas, en las que un grupo de actores se situaba cerca de un micrófono fijo.

Tales problemas se solucionaron en los inicios de la década de 1930, cuando en varios países un grupo de directores de cine tuvieron la imaginación necesaria para usar el nuevo medio de forma más creativa, liberando el micrófono de su estatismo para restablecer un sentido fluido del cine y descubrir las ventajas de la postsincronización (el doblaje, los efectos sala y la sonorización en general que sigue al montaje), que permitía la manipulación del sonido y de la música una vez rodada y montada la película. En Hollywood, Lubitsch y King Vidor experimentaron con el rodaje de largas secuencias sin sonido, añadiéndolo posteriormente para resaltar la acción. Lubitsch lo hizo suavemente, con la música, en El desfile del amor (1929), y Vidor con el sonido ambiente para crear una atmósfera natural en Aleluya (1929), un musical realista interpretado íntegramente por actores afroamericanos cuya acción transcurre en el sur de Estados Unidos. Los directores comenzaban a aprender a crear efectos con el sonido que partía de objetos no visibles en la pantalla, dándose cuenta de que si el espectador oía un tictac era innecesario mostrar el reloj.

PELÍCULAS FANTÁSTICAS
La tendencia a evadirse de una realidad no demasiado halagüeña se acentuó en aquellos años. Un ciclo de películas de terror clásico, entre las que se incluyen Drácula (1931), de Tod Browning, El doctor Frankenstein (1931), de James Whale, y La momia (1932), de Karl Freund, salió de los estudios de la Universal, y generó una serie de secuelas e imitaciones a lo largo de toda la década. Una película que cosechó un éxito rotundo de taquilla fue King Kong (1933), de Merian C. Cooper. En el género fantástico también destacó El mago de Oz (1939), de Victor Fleming, musical infantil basado en el
libro de L. Frank Baum, protagonizado por Judy Garland, que se convertiría en la primera artista musical de la década de 1940.

EL CINE ARTÍSTICO
La producción de películas fantásticas de Hollywood se intentó compensar durante los años treinta con películas más serias y realistas, europeas en su mayor parte, como la alemana El ángel azul (1930), de Josef von Sternberg, que dio a conocer a Marlene Dietrich, o la francesa La gran ilusión (1937), de Jean Renoir, considerada una de las grandes películas antibélicas de la historia del cine. Un cineasta estadounidense procedente de
la radio, el escritor-director-actor Orson Welles, sorprendió desde su primera obra con sus nuevos encuadres, objetivos angulares y efectos de sonido, entre otras innovaciones, que ampliaron considerablemente el lenguaje cinematográfico.

LA PRODUCCIÓN EUROPEA
La producción del centro y del este de Europa fue esporádica en el periodo previo a la II Guerra Mundial, reduciéndose en Alemania a películas de
propaganda nazi como el documental Triumph des Willens (Triunfo de la voluntad, 1934), de Leni Riefenstahl, celebración de la concentración anual del partido nacionalsocialista alemán en la ciudad de Nuremberg. En la Unión Soviética, el documental se centró en recreaciones de ópera y ballets demasiado estáticas y elaboradas, con la excepción de dos excelentes películas de Eisenstein por su montaje y por sus innovaciones visuales.

DESARROLLO DEL CINE EN COLOR
Los experimentos con película de
color habían comenzado ya en 1906, pero sólo se había usado como curiosidad. Los sistemas ensayados, como el Technicolor de dos colores, fueron decepcionantes y fracasaban en el intento de entusiasmar al público. Pero hacia 1933 el Technicolor se había perfeccionado, con un sistema de tres colores comercializable, empleado por vez primera en la película La feria de la vanidad (1935), de Rouben Mamoulian, adaptación de la novela de William Makepeace Thackeray. La popularidad del color aumentó, y durante los años cuarenta se empleó sobre todo en una serie de musicales clásicos de la MGM (Metro Goldwyn Mayer), entre los que destaca Easter Parade (Desfile de Pascua, 1948), de Charles Walters. En la década de 1950 el uso del color se generalizó tanto que prácticamente el blanco y negro quedó relegado para películas de bajo presupuesto que buscaban un realismo sereno. A partir de los años sesenta, el blanco y negro quedó para crear efectos especiales.

EL CINE COMERCIAL DESPUÉS DE LA II GUERRA MUNDIAL
En la posguerra, la llegada de
la televisión supuso un desafío a la industria del cine que aún hoy perdura, cayendo la audiencia de unos 85 millones de espectadores anuales en Estados Unidos durante la guerra a apenas 45 millones a finales de la década de 1950. La industria respondió ofreciendo más espectáculo, que se concretó en el mayor tamaño de las pantallas.

EL FORMATO PANORÁMICO
En 1953, la Twentieth Century Fox estrenó su película bíblica La túnica sagrada, de Henry Koster, en un sistema nuevo denominado CinemaScope, que inició la revolución de los formatos panorámicos. En una sucesión rápida, todos los estudios lanzaron sus
sistemas panorámicos, tales como el Vistavisión, Todd-AO, Panavisión, SuperScope y Technirama. De todos ellos sólo el Todd-AO y el Panavisión sobrevivirían, ya que suponían el uso de una sola cámara, un solo proyector y película estándar de 35 mm, adaptándose más fácilmente a todos los sistemas; su éxito cambió definitivamente la forma de las pantallas de cine. Musicales a todo color, en pantallas anchas y plagadas de estrellas.

INE LATINOAMERICANO
Los dos países latinoamericanos que poseen una industria cinematográfica más sólida y con mayor tradición son México y
Argentina.
México
En 1920 se crean en México los estudios Camus y, ocho años más tarde, Cándida Beltrán, pionera de las realizadoras mexicanas, dirige El secreto de la abuela. Más fuerte que el deber (1930), de Rafael J. Sevilla, inaugura formalmente el cine sonoro mexicano, con técnicos que se habían formado en Hollywood. En 1931 Eisenstein rueda su inacabada ¡Que viva México! Fernando de
Fuentes realiza dos obras fundamentales llenas de madurez cinematográfica: El compadre Mendoza (1933) y el relato épico de la Revolución Mexicana Vámonos con Pancho Villa (1935). En 1940 se consagra Mario Moreno, Cantinflas, con la película Ahí está el detalle, de Juan Bustillo Oro. En esta década se producen películas cuya calidad sería reconocida en todo el mundo, como María Candelaria (1943), de Emilio Fernández; Doña Bárbara (1943), de Fernando de Fuentes, o Distinto amanecer (1943), de Julio Bracho. Es también la década de los grandes actores mexicanos, como Dolores del Río, María Félix, Pedro Armendáriz y Jorge Negrete. En 1942 se crea el Banco Cinematográfico como aval para la producción de películas. En 1944 se fundan los estudios Churubusco, de donde saldrá la abundante producción mexicana de películas de todos los géneros que invadirá el resto de países latinoamericanos.

Desde la Dirección General de Cinematografía se da impulso a producciones como Tarahumara (1964), de Luis Alcoriza, que es un nuevo acercamiento a los indígenas marginados. La actriz mexicana Silvia Pinal protagoniza Viridiana (1961), otra obra maestra de Luis Buñuel, rodada en España. El cine mexicano aborda la historia del país desde nuevos enfoques con películas como Emiliano Zapata (1970), de Felipe Cazals, y Reed, México insurgente (1972), de Paul Leduc, o emprende búsquedas en el lenguaje cinematográfico con La hora de los niños (1969), de Arturo Ripstein.

Evolución del Cine en Venezuela. Orden Cronológico

1896 – Primera proyección. El 11 de Julio de 1896 se presenta por primera vez en Maracaibo el Vitascopio de Edison, posteriormente en Caracas, Valencia y Barquisimeto.

1897 – Primeras vistas venezolanas. El 28 de Enero en el Teatro Baralt de Maracaibo se estrenan los cuadros. Un célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa y muchachas bañándose en la laguna de Maracaibo, primeros registros cinematográficos realizados en suelo venezolano.

1907 – Ese año comienzan a aparecer pequeños reportajes cinematográficos, que se sucederán ininterrumpidamente hasta la regularización de noticieros nacionales a comienzos de los años 30.

1916 – Primera película de larga ficción. Se realiza en Caracas La Dama de las Cayenas de Enrique Zimmermann.
1918 – Se rueda Don Leandro, el inefable, de Lucas Manzano, escrita por Rafael Otazo.

1924 – Se estrena La Trepadora, adaptación al cine de la novela de Rómulo Gallegos.
1925 – Primera Gran sala de Cine. Se inaugura el Cine Ayacucho, diseñado por Alejandro Chataing, con capacidad para más de 1.300 localidades.

1927 – Se crean los Laboratorios Nacionales del Ministerio de Obras Públicas, primer establecimiento moderno y completamente equipado para la producción cinematográfica.

1928 – Amábilis Cordero funda los Estudios Cinematográficos Lara, en Barquisimeto, e inicia la producción del mediometraje Los milagros de la Divina Pastora.

1930 – Primera proyección sonora. El 3 de Julio, en Maracaibo, se proyecta con un equipo Western Eletric El Cuerpo del Delito, una de las primeras producciones sonoras en doble versión españolinglés de la Paramount.

1932 – Primer filme con sonido incorporado: La Venus de Nácar, ficción musicalizada, realizada en los Laboratorios Nacionales.

1938 – Primer filme con sonido sincrónico: Taboga, un cortometraje con diálogos y musicalización.
Rómulo Gallegos funda Estudios Avila,
empresa que absorbe los recursos de los Laboratorios Nacionales.
Primera película sonora de largometraje rodada en
Venezuela, El rompimiento de A.M. Delgado Gómez.
Se inicia el auge del cine mexicano en Venezuela con la exitosa proyección en el país de Allá en el Rancho Grande, de Fernando de Fuentes.

1941 – Se realiza Juan de la Calle, uno de los primeros intentos de cine social, con guión y producción de Rómulo Gallegos, bajo la dirección de Rafael Rivero.

1943 – Por iniciativa de Luis Guillermo Villegas Blanco se constituye formalmente la empresa Bolívar Films y se crea la Asociación Venezolana de Exhibidores Cinematográficos.

1949 – Bolívar Films se lanza a producir largometrajes dentro de un esquema industrial, contratando actores, directores y técnicos mexicanos y argentinos. Se inicia el rodaje de El Demonio es un Angel y La Balandra Isabel llegó esta Tarde, de Carlos Hugo Christensen.

1950 – Se estrena La Escalinata, de Cesar Enrique, primer ejemplo de cine de autor venezolano.

1956 – Se crea la Cámara de la Industria Cinematográfica.
1971 – Comienza a funcionar la Dirección de Cine del Ministerio de Fomento.

1990 – Por decreto presidencial es creada la Fundación Cinemateca Nacional.

1994 – Se crea el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía.

LOS NUEVOS CINEASTAS ESTADOUNIDENSE

Al mismo tiempo surgió una nueva generación de realizadores bajo la influencia de las tendencias europeas y con el deseo de trabajar con diferentes distribuidores, tomando cada película como una unidad por separado.

En otro estilo totalmente distinto, Francis Ford Coppola aparece como un director de grandes producciones y arriesgados experimentos, no siempre fructíferos comercialmente. Aunque esto no le ha impedido continuar una obra tan personal como la de los autores europeos, ajeno a las conveniencias y a las modas. De sus primeros fracasos económicos se repone con El padrino (1972), un éxito comercial de tal magnitud que le permite hacer la personal La conversación (1973), a la que sigue la producción de American Graffiti (1973), de George Lucas. Con los beneficios obtenidos con esta película realiza El padrino II (1974) y Apocalypse now (1979), adaptación del relato corto de Joseph Conrad "El corazón de las tinieblas". Ésta resulta una gran obra aclamada por la crítica pero con un irregular resultado de público.2

El cine es una técnica de proyectar fotogramas en una secuencia rápida que simula el movimiento. La palabra cine, viene del griego y significa movimiento. Georges Méliés



Georges Méliés











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